martes, 30 de octubre de 2012

Contaminación del aire en Madrid


El año pasado, el primero en el que las recomendaciones de la UE se convirtieron en obligación, la ciudad registró 44 microgramos de NO2 de media. A estas alturas de año, a falta de ver qué sucede en los que tradicionalmente son los peores meses, ya va por 43. Y no es solo un problema de la capital: las medias de Leganés (46) y Coslada (44) en 2010 también ponen a la Comunidad de Madrid en el brete de tener que explicar por qué se ha llegado a esta situación y con qué medidas va a intentar paliarla. En lugar de eso, las responsables de medio ambiente de una y otra Administración miran al cielo y silban. La calidad del aire de la región es "excelente", y el que asegura lo contrario hace gala de "demagogia y alarmismo", ha dicho esta semana la consejera María Isabel Mariño. La concejal Ana Botella opina que "el paro asfixia más" y cuestiona públicamente, desoyendo a organismos como la Organización Mundial de la Salud, que la contaminación afecte a la salud.

De no ser por organizaciones como Ecologistas en Acción, solo los más interesados en la cuestión sabrían que, por ejemplo, a principios de este mes ocho estaciones de la red del Ayuntamiento superaron los 200 microgramos de NO2 a la vez. Eran las nueve de la noche del día 4. La mayoría de madrileños que viven cerca del punto de medición de la avenida de Ramón y Cajal no se enteraron de que estaban respirando aire con 364 microgramos por metro cúbico de este gas irritante de las vías respiratorias que hace la vida más difícil a, entre otros, asmáticos, alérgicos y afectados por enfermedades pulmonares.

Podemos calificar a Madrid como un claro suspenso en la calidad del aire.

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